Huidobro realizó un
trabajo espectacular, presentando una memoria el 30 de abril de 1840, en la que
se especificaban las tareas realizadas, así como los 1128 legajos inventariados.
Los libros de acuerdos estaban correctamente ordenados y determinadas 385
clases alfabéticas, que identifican las series documentales con las que hoy se
organiza el archivo.
El trabajo de Huidrobo
y su fama se extienden, y son muchas las peticiones de otras casas
consistoriales de que ordene sus archivos. La documentación del archivo sigue
aumentando, llegando la información referente al Repeso, la Contaduría, la
Milicia Nacional y el Pósito.
Debido a este gran volumen de documentación
el archivero ve la necesidad de un cambio de sede del archivo, pero hasta
pasados 10 años – 1868 – no se depositan los fondos en la Casa de la Panadería
de la Plaza Mayor.
En 1856, se crea la
Escuela Superior de Diplomática, organismo vinculado a la Universidad Central
de Madrid que formó a bibliotecarios, archiveros y anticuarios. La creación de
esta Escuela, supuso el comienzo de la correcta formación para el personal que
quisiera trabajar en bibliotecas, archivos y museos.
Huidobro muere, y el
Ayuntamiento el 5 de febrero de 1858 le da la jubilación con honores, nombrando
a Wenceslao Muñoz como archivero, el 9 de febrero de ese mismo año, y después de
la Ley Moyano, apareció un decreto sobre el uso de los archivos y las bibliotecas,
así como su conservación.
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