Seguimos la serie dedicada al Archivo de la Villa de Madrid. Ya quedan pocas entregas para llegar a la actualidad. Antes del verano conocimos la situación del archivo a finales del S.XVIII.
Esta época es muy
importante ya que se crea el Archivo Histórico Nacional y se consolida la
enseñanza de estas materias. El Archivo Histórico Nacional, se crea en 1866
para, en principio, recoger la documentación relativa a la desamortización de
Mendizábal. Más tarde se añadió documentación del Estado e instituciones,
archivos privados y colecciones.
Junto
con la creación de este Archivo tan importante se afianza el estudio de estas
materias constatando que se le comienza a dar una gran importancia a los
documentos, a su buena organización y conservación, y sobre todo, al valor que
llevan intrínsecos describiendo, a fin de cuentas nuestra historia.
Con la llegada de
Huibrodo, el Archivo comienza a poseer una organización estable. En un período
de tiempo corto, desarrolló los proyectos que había planificado 16 años atrás y
escribió “Disertación sobre archivos y reglas de su coordinación”.
Habla del origen de la
escritura y de la historia de los archivos en España (Simancas, Covarrubias, de
la Mata de Medina, etc.). Además explica que debido al mal estado de la
documentación y su mala organización no se han podido encontrar privilegios y
preeminecias relacionados con San Isiadro necesarios para su canonización. Cita
los índices de Villasante, de Criado, Arellano y Sáenz Manso.
Lo más importante de
este documento, son las instrucciones que realiza para poder trabajar
correctamente en un archivo. Define las lenguas que tiene que conocer el
archivero para poder trabajar como el latín, valenciano, catalán, portugués,
italiano y francés, y finalmente describe las reglas de coordinación sobre
registros, legajos y carpetas, numeración, encuadernación, etc.
Huidobro, necesitaba
personal, ya que el archivo sólo constaba de él mismo, Ramírez Arellano con 63
años de edad y Narciso Rincón. A ellos se les unen tres escribientes en 4 años:
Mateo Ortega, Juan Manuel Martínez y Weceslao Muñoz.
Durante 20 años según
se iban jubilando los empleados se incorporaban nuevos profesionales como
Ignacio Berdie Porta, Timoteo Domingo Palacio, Antonio Fernández y José Muñoz,
así como el portero Roque Muñoz.
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